Este alfajor de maicena es como un abrazo cálido, suave y lleno de dulzura. La delicadeza de la masa se funde con el dulce de leche, creando una sensación de confort en cada bocado. El coco rallado, con su toque final, lo hace aún más especial, recordando esas tardes tranquilas de sabores que nos abrazan el alma. Un verdadero clásico que nunca pasa de moda, como los momentos más simples y bellos de la vida.