Al cocinar la costilla, la magia ocurre cuando la grasa se derrite lentamente, impregnando la carne con un sabor delicioso. Ya sea marinada con salsas barbecue, especias ahumadas o simplemente sazonada al gusto, cada bocado es una explosión de jugosidad y sabor. Su textura se vuelve suave y desmenuzable, lo que la hace perfecta para disfrutar con las manos.